Desde el punto de vista del diseño inteligente, se cree que muchas características de este universo están diseñadas para el beneficio de la vida. El ajuste fino de los parámetros físicos, como la tasa de expansión del universo y la intensidad de las fuerzas fundamentales, son ejemplos bien conocidos que caen dentro de rangos exclusivamente estrechos que permiten la existencia de vida biológica.

Se han hecho predicciones de diseño en física y biología y se han confirmado, incluso en casos en los que la visión materialista del mundo sugería lo contrario. El caso del «ADN basura» ha reivindicado poderosamente la visión del diseño en biología, y el descubrimiento histórico de los niveles de energía de resonancia nuclear del carbono y el oxígeno confirmó una predicción antrópica anterior de la astronomía.

Materia oscura

Siguiendo este precedente, me gustaría sugerir la posibilidad de que la materia oscura, uno de los componentes misteriosos del cosmos, resulte tener más de un propósito de diseño. Pero primero, veamos algunas de las características notables de la materia oscura, ya descubiertas por observaciones en astronomía y cosmología.

Una enorme reserva de partículas de materia oscura reside en nuestro universo como un «resto» del comienzo del cosmos, como lo describe el modelo del big bang. Los astrónomos estiman que existe aproximadamente cinco veces más materia oscura en nuestro universo que lo que conocemos como materia ordinaria. Los astrofísicos Geraint Lewis y Luke Barnes dan una descripción intrigante de la presencia de materia oscura1:

Es importante recordar que la materia oscura no es algo extraño «allá afuera», sino que permea todo el Sistema Solar e incluso la habitación en la que estás sentado…

La presencia de materia oscura no es en absoluto irrelevante para nuestra existencia. Lewis y Barnes señalan que la atracción gravitatoria acumulada de la materia oscura en la Vía Láctea es necesaria para que nuestro sistema solar siga orbitando alrededor del centro galáctico en lugar de salir volando hacia el espacio intergaláctico.

Un propósito antrópico

Los científicos ya han descubierto que la materia oscura cumple una función antrópica en el desarrollo de la habitabilidad del universo. Su propiedad única de interactuar gravitacionalmente pero no electromagnéticamente permitió que la materia oscura en el universo primitivo se agrupara con mayor facilidad que la materia normal. Una vez que se formaron estos cúmulos de materia oscura a escala galáctica, atrajeron gravitacionalmente a la materia normal hacia las mismas regiones del espacio, lo que ayudó a la formación de galaxias y, por lo tanto, de estrellas y planetas. Hasta donde nos dicen nuestra física y nuestras observaciones, sin una cantidad finamente ajustada de materia oscura en el universo, nunca llegarían a existir planetas habitables2.

Se calcula que la materia oscura, llamada así porque no emite, refleja ni absorbe luz, constituye el 85% de la masa del universo, pero nunca se ha detectado directamente, aunque ha dejado su huella en múltiples observaciones astronómicas. No existiríamos sin esta misteriosa pero fundamental pieza del universo; la masa de la materia oscura contribuye a la atracción gravitatoria que ayuda a que las galaxias se formen y permanezcan juntas.

Si las partículas de materia oscura existen en todo el espacio que nos rodea, ¿por qué son tan esquivas? Hasta ahora, los físicos no han logrado detectar ni una sola partícula de materia oscura. La dificultad puede residir en la naturaleza inherentemente exótica de las partículas, que posiblemente existan simplemente como oscilaciones de dimensiones superiores, a las que los físicos se refieren caprichosamente como «WIMPS» (partículas masivas de interacción débil).

Resultados recientes del detector de materia oscura más sensible del mundo, que opera a casi un kilómetro bajo tierra (para proporcionar protección contra el “ruido” de los rayos cósmicos), han reducido el rango de la posible masa efectiva de las WIMPS a aproximadamente diez veces la masa de un protón.

El nuevo resultado es casi cinco veces mejor que el mejor resultado publicado anteriormente en el mundo y no encuentra evidencia de WIMP con una masa superior a 9 GeV/c2.

La hipótesis WIMP

Dependiendo del nivel de excitación de la materia oscura como partícula de dimensiones superiores, la masa efectiva de una partícula «WIMP» de materia oscura podría ser sustancialmente menor que la masa de su partícula normal correspondiente (como un protón). Por lo tanto, los últimos resultados del detector no descartan la hipótesis WIMP para la materia oscura.

Volviendo a la predicción de que la materia oscura exhibirá más de un propósito de diseño antrópico, consideremos si la materia oscura podría servir como una posible fuente de energía futurista. Una hipótesis sugiere que cada partícula de materia oscura está compuesta por una escalera de estados excitados extradimensionales3. Si las excitaciones pueblan los estados por encima del primer estado excitado, entonces las leyes de la mecánica cuántica establecen que estas excitaciones serían metaestables, a menos que se las «estimule» para que se desexciten y caigan en cascada hasta el nivel más bajo.

La parte interesante

Una vez en el estado fundamental, la partícula de materia que antes era «oscura» existiría como una partícula normal de materia en nuestro universo. Pero aquí está la parte interesante: cuando la partícula pasa al siguiente nivel de excitación inferior, emitiría un cuanto de energía equivalente a la energía de su masa en reposo. Si, por ejemplo, la partícula de materia oscura se desexcitara desde el segundo estado excitado hasta el estado fundamental, emitiría dos fotones de energía (en la región de ondas gamma del espectro electromagnético), cada uno con una energía equivalente a la energía de su masa en reposo.

Para adquirir energía de una partícula de materia oscura de este tipo, debe sufrir una desexcitación hasta su estado fundamental. Tomando prestado el concepto de la tecnología láser, que utiliza radiación ajustada a la diferencia de energía entre el estado excitado y un estado inferior para “estimular” la emisión de un fotón de energía, una partícula de materia oscura podría tal vez ser desexcitada mediante una radiación ajustada adecuadamente.

La teoría sugiere que la energía de la radiación debería coincidir con la energía de la masa en reposo de la partícula normal correspondiente. Para un protón, esto sería 938 MeV, correspondiente a la radiación en la región de rayos gamma del espectro electromagnético.

Una fuente de energía futurista

A veces, los autores de ciencia ficción abren el camino a los avances científicos imaginando una tecnología mucho más avanzada que la actual. Un par de autores que conozco han imaginado una fuente de energía futurista que podría coincidir con la idea de la energía de la materia oscura que he propuesto en este artículo.

Uno de ellos es el Dr. Michael Guillen, autor de varios libros que destacan el diseño inteligente. En una obra de ficción que escribió, The Null Prophecy, imagina una fuente de energía para una nueva tecnología que me hizo reflexionar sobre la posibilidad de energía a partir de partículas extradimensionales. La otra referencia es del autor clásico de ciencia ficción, el Dr. E. E. Smith, que omite todos los detalles y en el típico estilo de ciencia ficción temerario describe la propulsión de naves espaciales con «receptores y convertidores de energía cósmica».

Queda por ver si la materia oscura acabará manifestando aspectos adicionales del diseño en beneficio de los humanos. Pero si las tendencias pasadas en el descubrimiento del ajuste fino, la previsión y el propósito continúan, creo que es una apuesta segura.

Notas

  1. Geraint F. Lewis and Luke A. Barnes, “A Fortunate Universe: Life in a Finely Tuned Cosmos,” (Cambridge: Cambridge University Press, 2016), p. 130.
  2. Ibid, pp. 148-152.
  3. E. R. Hedin, “Extra-dimensional confinement of quantum particles,” Physics Essays, Vol. 25, No. 2, pp. 177-190, June, 2012. V.K. Oikonomou, J.D. Vergados, Ch.C. Moustakidis, “Direct detection of dark matter rates for various wimps,” Nuclear Physics B773, Issues 1–2, (2007), pp. 19-42.

Artículo publicado originalmente en inglés por Eric Hedin Ph.D. en Evolution News & Science Today