Nota del editor: Nos complace presentar una serie adaptada del libro del biólogo Michael Denton, Fire-Maker: How Humans Were Designed to Harness Fire and Transform Our Planet, de Discovery Institute Press. El próximo libro del Dr. Denton, The Miracle of the Cell, se publicará en septiembre.

Viendo la perfección de la mano, difícilmente puede sorprendernos que algunos filósofos hayan sostenido la opinión con Anaxágoras, de que la superioridad del hombre se debe a su mano… [E]n la mano humana es donde tenemos la consumación de toda perfección como instrumento.

CHARLES BELL, LA MANO: SU MECANISMO Y DOTACIONES VITALES, COMO DISEÑO EVIDENCIADOR, EN LOS TRATADOS DE BRIDGEWATER, VOL. IV (FILADELFIA: CAREY, LEA Y BLANCHARD, 1833), 157.

Como hemos visto en esta serie hasta ahora, existe un conjunto notable de elementos de aptitud en la naturaleza para el aprovechamiento del fuego y para el desarrollo de la metalurgia. Pero para que el fuego desbloquee el vasto potencial de los metales, para que conduzca a importantes avances tecnológicos, es necesaria una cosa más. También debe haber una criatura capaz de mantener y controlar el fuego, de construir hornos, de extraer minerales, de talar árboles y fabricar carbón vegetal, etc. En nuestro planeta hay una criatura dotada de forma única para la tarea: nuestra propia especie, el Homo sapiens.

Una de las cosas únicas de los humanos modernos que nos permitió dominar el fuego y la metalurgia y desarrollar una tecnología avanzada es, por supuesto, nuestra alta inteligencia en comparación con cualquier otra especie. Pero nuestro empoderamiento tecnológico y nuestro avance de la Edad de Piedra a nuestra sociedad industrial moderna del siglo XXI dependieron de algo más que nuestra alta inteligencia. También dependía críticamente de una serie de factores adicionales, incluida nuestra posesión de un conjunto único de atributos físicos.

Una vida terrestre

Ser terrestre es un requisito obvio. Ninguna especie completamente acuática podría dominar el fuego y así desarrollar la metalurgia y la gran cantidad de tecnologías asistidas por el fuego, desde la fabricación de vidrio hasta la química, que permitieron a nuestra propia especie explorar y, en última instancia, comprender el mundo. Es imposible imaginar cómo una especie acuática, sin importar cuán inteligente sea, podría desarrollar cualquier tecnología utilizando el fuego en cualquier tipo de entorno submarino.

Además de ser un organismo terrestre, fue nuestro exclusivo diseño androide vertical y la posesión de ese supremo instrumento manipulador, la mano humana, lo que, junto con nuestra alta inteligencia, permitió a nuestra especie manipular y dominar el fuego y desarrollar durante los siglos siguientes una tecnología avanzada que nos ha permitido descubrir los secretos más profundos de la naturaleza.

Artículo publicado originalmente en inglés por Michael Denton Ph.D.