En The Immortal Mind [La Mente Inmortal], la coautora Denyse O’Leary, ofrece razones neurocientíficas detalladas de por qué la capacidad humana para el pensamiento abstracto —el intelecto— es una facultad inmaterial de la mente humana.
Pero también existen razones lógicas para pensar que el intelecto es inmaterial, es decir, espiritual. Consideremos, por ejemplo, nuestra capacidad de pensar de forma abstracta, sin límites finitos.
¿Todos los estados mentales son estados cerebrales?
La visión materialista sostiene que la mente, el intelecto, la percepción, la memoria, etc., son, de una forma u otra, un producto físico del cerebro. Es decir, todos los estados mentales son estados cerebrales.
Es probable que esta afirmación sea cierta para algunos estados mentales. Consideremos percepciones como la visión. Cuando observo una escena, mi visión está mediada por los fotones que inciden en mis células retinianas. Tengo un número finito de células retinianas (unos 96 millones de bastones y conos). Esto limita la resolución de mi visión. Además, mi visión solo es sensible a ciertas longitudes de onda de luz: solo puedo ver luz visible, no luz infrarroja ni ultravioleta. La visión es asombrosa, pero no es infinita.
Pero ahora consideremos mi intelecto. No existe un límite finito similar para el tamaño de un número que pueda contemplar. Puedo pensar en el número (710)27, que es 7 octillones. Ese es aproximadamente el número de átomos del universo. Pero también puedo pensar fácilmente en el doble de ese número —1,4×1028— y luego duplicarlo. ¿Qué tal un octillón multiplicado por 7 octillones? No hay límite para las cantidades que puedo imaginar.
Así que la pregunta para los materialistas es esta: ¿Cómo puede la capacidad infinita de mi intelecto, que es mi capacidad para el pensamiento abstracto, ser generada por un número finito de neuronas o átomos en mi cerebro? ¿Cómo pueden los estados infinitos de mi intelecto ser generados por estados finitos de mi cerebro?
Los límites de los estados cerebrales
La neurociencia demuestra que, si bien el movimiento, la percepción, la emoción y la memoria surgen de estados cerebrales, el intelecto y el libre albedrío no. El funcionamiento normal del cerebro es necesario para el pensamiento abstracto, pero los estados cerebrales por sí solos son insuficientes. Tanto la neurociencia como la lógica respaldan la conclusión de que el intelecto es una facultad inmaterial de la mente humana.
Artículo publicado originalmente en inglés por Michael Egnor Ph.D. en Evolution News & Science Today