En el blog Viral Chatter, Nancy Maffia analiza algunos de los principales cambios que hemos visto recientemente en nuestra comprensión de lo que sucede en el momento de la muerte, cambios que ponen en duda una visión materialista de la vida humana:
Tradicionalmente, la muerte se ha definido como el cese irreversible de la función cardíaca, conocida como muerte por criterios cardiopulmonares. Sin embargo, los avances en la medicina de cuidados intensivos han permitido a los médicos mantener artificialmente el ritmo cardíaco de un paciente, incluso cuando el cerebro ha sufrido daños irreversibles.
Esto ha llevado al concepto de muerte cerebral, en la que el cerebro ha muerto, pero el corazón sigue latiendo con intervención médica.
La investigación del Dr. [Sam] Parnia revela que la muerte no es un evento instantáneo, sino más bien un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo. Después de que el corazón de una persona se detiene, las células de su cuerpo, incluido el cerebro, comienzan su propio proceso de muerte gradual.
En otras palabras, el cerebro tarda días en morir y la conciencia puede continuar. El especialista en urgencias Sam Parnia, autor de Lucid Dying [Muerte lúcida] (Hachette 2024), ha realizado una gran cantidad de investigaciones en este ámbito. Ha descubierto que la mente puede estar bastante activa durante este período:
Una de cada cinco personas que sobreviven a una reanimación cardiopulmonar (RCP) después de un paro cardíaco puede describir experiencias lúcidas de muerte que ocurrieron mientras estaban aparentemente inconscientes y al borde de la muerte, según muestra un nuevo estudio.
Dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York y de otros lugares, el estudio involucró a 567 hombres y mujeres cuyos corazones dejaron de latir mientras estaban hospitalizados y que recibieron RCP entre mayo de 2017 y marzo de 2020 en los Estados Unidos y el Reino Unido. A pesar del tratamiento inmediato, menos del 10 por ciento se recuperó lo suficiente como para recibir el alta del hospital.
Los sobrevivientes informaron haber tenido experiencias lúcidas únicas, incluida una percepción de separación del cuerpo, observación de eventos sin dolor ni angustia y una evaluación significativa de la vida, incluidas sus acciones, intenciones y pensamientos hacia los demás. Los investigadores encontraron que estas experiencias de muerte eran diferentes de las alucinaciones, los delirios, las ilusiones, los sueños o la conciencia inducida por la RCP.
Parnia: La conciencia no muere
El Dr. Parnia no cree que la mente humana se aniquile con la muerte. Más bien, dice sobre la conciencia: «Esa entidad continúa. Y continúa incluso cuando el cerebro parece no estar funcionando. Lo que plantea la pregunta de si la conciencia puede ser una entidad separada del cerebro. No es mágico. Simplemente aún no se ha descubierto. Pero no muere».
Al igual que el psiquiatra Bruce Greyson, autor de After (MacMillan 2021) sobre las experiencias cercanas a la muerte, Parnia no es religioso. Está analizando lo que sugieren las evidencias recientes en su campo.
Una perspectiva diferente
Este panorama es muy diferente de lo que a muchos de nosotros nos han dicho que mostraría la ciencia. Pero el mundo de la ciencia parece estar cambiando en ciertos aspectos. La reciente muerte del filósofo ateo Daniel Dennett (1942-2024) puede haber señalado el fin de una era. Dennett intentó demostrar que la conciencia humana era simplemente una ilusión del usuario, pero parece que no lo logró. Por el contrario, la conciencia parece estar mucho menos ligada incluso a la función cerebral de lo que solíamos pensar. Por eso, incluso los ateos están encontrando razones, basadas en la conciencia humana, para aceptar la posibilidad de la vida después de la muerte.
Hemos llegado a un punto en el que la risa ha cesado y las experiencias cercanas a la muerte se están convirtiendo en temas de estudio científico.
Una señal de que los tiempos están cambiando
En 2011, el cosmólogo Sean Carroll escribió un blog como invitado en Discover Magazine en el que afirmaba que las leyes de la física no permiten la vida después de la muerte: «Las afirmaciones de que alguna forma de conciencia persiste después de que nuestros cuerpos mueren y se descomponen en sus átomos constituyentes se enfrentan a un obstáculo enorme e insuperable ─las leyes de la física que subyacen a la vida cotidiana se comprenden por completo, y no hay forma de que, dentro de esas leyes, la información almacenada en nuestros cerebros persista después de que muramos».
Pero en 2022, un artículo en Science Daily sobre los estudios de Parnia dice:
Hasta ahora, dicen los investigadores, la evidencia sugiere que ni los procesos fisiológicos ni los cognitivos terminan con la muerte y que, aunque los estudios sistemáticos no han podido probar absolutamente la realidad o el significado de las experiencias de los pacientes y sus afirmaciones de conciencia en relación con la muerte, tampoco ha sido posible negarlas.
Obsérvese la brecha entre «de ninguna manera» e «imposible de negar». Esa brecha probablemente se hará más grande en lugar de disminuir.
Por supuesto, debemos tener en cuenta que la persistencia de la mente después de la muerte corporal no prueba que el alma humana sea inmortal en principio; solo que puede existir independientemente del cuerpo. Como demostraremos el neurocirujano Michael Egnor y yo en The Immortal Mind (Worthy Hachette, 3 de junio de 2025), el argumento a favor de la inmortalidad del alma humana en principio debe basarse —y puede basarse— en argumentos lógicos y filosóficos.
Artículo publicado originalmente en inglés por Denise O’Leary en Evolution News & Science Today