Mi feed de Google Noticias pensó que me interesaría un artículo de Yahoo Noticias titulado «Muestras del asteroide Bennu contienen los componentes básicos de la vida, señalan nuevos estudios«. Así que leí la noticia y resulta que es falsa. No se detectó ADN, y mucho menos ADN humano, en el meteorito. En cambio, encontramos compuestos muy simples que, como ya se sabía, son comunes en los meteoritos. Esto es lo que se lee en el artículo después de pasar por alto el titular engañoso:
Tanto las misiones de la NASA como las de Japón trajeron a la Tierra fragmentos de asteroides antiguos. Dentro de estos asteroides, los investigadores han encontrado carbono, amoníaco, sales e incluso aminoácidos, que son las moléculas que componen las proteínas. En enero de 2025, los científicos afirmaron que las muestras de la misión OSIRIS-REx contenían 14 de los 20 aminoácidos utilizados por la vida en la Tierra, además de precursores químicos del ADN y el ARN.
Genial, pero no hay sorpresas.
Si bien puede sonar impresionante que se trate de 14 de los 20 aminoácidos utilizados por la vida, casi con toda seguridad se trata de una mezcla racémica de aminoácidos tanto diestros como levógiros y, como demostró recientemente Jim Tour, no se unirán para formar largas cadenas de polímeros.
Pero si leen el artículo, encontrarán una confesión interesante:
“Bennu es básicamente una despensa llena de ingredientes”, dijo el Dr. Jason Dworkin, científico principal de la NASA en la misión OSIRIS-REx. “Pero no se daban las condiciones adecuadas para hacer un pastel. En la Tierra tenemos pasteles, y no sabemos por qué”.
¿Lo entendieron? Creo que «pastel» se supone que significa vida. Así que, obviamente, en la Tierra tenemos vida. Y este científico principal de la NASA está admitiendo que no sabemos por qué existe la vida en la Tierra. Así que puede que el artículo esté mintiendo sobre el descubrimiento de ADN humano en un meteorito, pero al menos admite que no entendemos cómo surgió la vida en la Tierra. ¡Muy interesante!
El “Código Geométrico”
Mientras tanto, también recibí un correo electrónico de un profesor de ciencias en nuestra red sobre otro titular de noticias: «Científicos descubren un «código geométrico» oculto que ayuda al ADN a procesar información y a memorizar». Esta parece ser una noticia verídica, ya que se basa en un estudio realizado por científicos de la Universidad Northwestern, publicado en la revista Advanced Science, titulado «Posicionamiento codificado geométricamente de intrones, segmentos intergénicos y exones en el genoma humano».
Según la noticia, los biólogos han descubierto un «segundo lenguaje» en nuestro ADN que no se basa en la secuencia precisa de bases, sino en la forma estructural de la molécula de ADN; como lo describe el artículo, «un segundo lenguaje basado en la geometría en lugar de la química». Así es como se describe el hallazgo:
Dirigido por el ingeniero biomédico Vadim Backman, el estudio revela que la estructura física tridimensional del ADN contiene un «código geométrico», un sistema que permite a las células calcular, recordar y adaptarse.
En esencia, la idea es que la forma tridimensional de los cromosomas es vital para modular y controlar muchos procesos genómicos, como la transcripción génica. Partes de los genes que pueden estar distantes en una dimensión dentro de un cromosoma pueden acercarse gracias al empaquetamiento tridimensional de los cromosomas en el núcleo, creando «capas de empaquetamiento funcional de dominios», también llamadas «dominios de empaquetamiento» (PD). Del artículo técnico:
Los intrones y los segmentos intergénicos están acoplados a los exones adyacentes para generar volúmenes de dominio de empaquetamiento coherentes… Deseamos proponer una hipótesis radical —descrita en este trabajo— de que la geometría de empaquetamiento a nanoescala está codificada en el posicionamiento de los exones, intrones y segmentos intergénicos como proyecciones de las capas funcionales de los dominios de empaquetamiento…
La idea de que la forma tridimensional de los cromosomas es importante para controlar la función del genoma está recibiendo cada vez más atención en la literatura científica. A principios de este año, comenté (véase aquí) que gran parte del ADN recientemente descubierto que difiere entre humanos y chimpancés resulta ser ADN «no-B» —a menudo ADN repetitivo—, donde el número de copias de las secuencias repetidas controla la estructura tridimensional de los cromosomas, y esta estructura tridimensional, a su vez, ayuda a regular la función del genoma. Esto significa que incluso el ADN repetitivo es funcionalmente importante para dar forma a la estructura cromosómica, lo cual es fundamental para la creación de estos «dominios» de regulación genómica.
Si estás entendiendo a lo que me refiero…
Todo esto tiene implicaciones directas y negativas para la idea del «ADN basura», ya que sugiere que grandes cantidades de nuestro ADN podrían ser funcionalmente importantes para controlar la arquitectura cromosómica.
De hecho, las implicaciones de este modelo para el ADN basura se explicitaron en un artículo de 2019 publicado en BioEssays, sobre el cual informé, que descubrió que el contenido de GC de los cromosomas ayuda a definir los dominios de asociación topológica (TADs). Estos TADs acercan espacialmente partes de los cromosomas entre sí en el núcleo para regular procesos como la transcripción génica. El artículo denomina al código basado en el contenido de GC un «código genómico» y concluye que tiene importantes implicaciones en contra de la idea del ADN basura.
El código genómico, responsable de la codificación y el modelado generalizados de los dominios de cromatina primarios (LADs y TADs primarios, es decir, los «espacios génicos»/»compartimentos espaciales»), resuelve los problemas de larga data del «ADN no codificante», el «ADN basura» y el «ADN egoísta», lo que da lugar a una nueva visión del genoma tal como está configurado por las secuencias de ADN.
Ahora, este nuevo artículo publicado en Advance Sciences se suma a la evidencia que demuestra que la forma tridimensional de los cromosomas es vital para la creación de «dominios» cromosómicos que interactúan para producir elementos como las transcripciones genéticas. El hecho de que lo denominen un «código geométrico», que es «un segundo lenguaje basado en la geometría en lugar de la química», demuestra la importancia fundamental de la arquitectura tridimensional de los cromosomas en la regulación de la función del genoma.
Artículo publicado originalmente en inglés por Casey Luskin Ph.D. en Science & Culture
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