La escritora científica Annaka Harris, autora de Conscious: A Brief Guide to the Fundamental Mystery of the Mind [Consciente: una breve guía al misterio fundamente de la mente] (2019), ofrece una interesante teoría de la conciencia en IAI.TV: El universo mismo es consciente y su conciencia es, quizás, la única realidad:
Pero si la experiencia sentida es la naturaleza intrínseca de todo en el universo (lo que la materia es en el fondo), entonces las experiencias conscientes son las únicas cosas que son "reales" — que existen. Y todo lo que percibimos "ahí fuera" es una representación de otras experiencias conscientes que surgen en el — que, a su vez, moldean nuestras propias experiencias. Si la experiencia sentida subyace a todo, entonces obtener una visión verdaderamente externa u objetiva de cualquier cosa en el universo debería ser imposible. Lo único que puede existir por derecho propio — que puede ser conocido en sí mismo, desde el interior — es una experiencia sentida. Es la consciencia. Y en lugar de ser un punto de fricción confuso para todos nuestros intentos actuales de comprender la mecánica cuántica, esta cualidad intrínsecamente relacional de todo sería el resultado natural de un universo en el que la consciencia llega hasta el fondo.
Desde esa perspectiva, el «yo» es una ilusión, pero no porque no exista realmente. Más bien, forma parte del universo más amplio de la conciencia:
En la medida en que cada uno de nosotros es un fenómeno de la naturaleza que puede etiquetarse —de la misma manera que podemos etiquetar a un gato, un árbol o una ola del mar—, podemos referirnos con gusto a los complejos procesos que generan la mente humana como un «yo». En otras palabras, lo que no es una ilusión es el fenómeno de la mente humana, ni el desarrollo y mantenimiento sano de lo que podemos denominar un «yo», junto con la historia autobiográfica de cada persona. Pero lo cierto es que la actividad del cerebro y la experiencia relacionada con ella son mucho más análogas a una ola del mar que a un objeto estático. Cuando miramos el océano, podemos percibir las olas —y acordar llamarlas «olas»—, al tiempo que comprendemos que no existe nada estático que sea una ola.
Vínculos interesantes
Harris es la esposa del reconocido neurocientífico del Nuevo Ateísmo, Sam Harris, quien en su momento fue uno de los Cuatro Jinetes del apocalipsis del Nuevo Ateísmo. Parece haber incorporado la atención plena a una perspectiva materialista general (¿quizás bajo su influencia?).
Los Harris podrían estar intentando escapar de la serpiente que se muerde la cola: el materialismo eliminativo. Los materialistas eliminativos argumentan que la mente humana es una ilusión útil y evolucionada. Esta ha sido una postura sorprendentemente popular durante décadas, a pesar de su defecto fatal: si sostenemos que es verdad, cercenamos cualquier conclusión a la que podamos llegar usando nuestra mente. Por supuesto, un régimen totalitario, con una vigilancia total, puede simplemente imponernos su voluntad como si fuera la Verdad. Pero la Verdad del régimen no es ni ciencia ni filosofía.
En cualquier caso, la muerte de Daniel Dennett (1942-2024), quien reflexionó sobre este tema durante décadas, parece coincidir con la búsqueda de alternativas.
El regalo del universo cuántico
Para defender su enfoque, Annaka Harris cita a Carlo Rovelli y Lee Smolin, así como la mecánica cuántica en general. Sin duda, el mundo cuántico no respalda una visión mecanicista, materialista y determinista del universo. Pero esto representa un beneficio para las perspectivas no materialistas en general. La idea de que el universo es en sí mismo una vasta consciencia no se desprende directamente de las observaciones.
Conciencia y cerebros complejos
¿Depende la consciencia de cerebros complejos? Harris ofrece una interesante objeción a esta idea:
Un problema central que enfrenta la ciencia de la consciencia es que solo podemos localizar procesos conscientes en la naturaleza mediante altos niveles de información y comunicación. Esta es una de las razones por las que hemos asumido que la consciencia solo surge en sistemas complejos, en lugar de ser algo mucho más básico en la naturaleza, ya que solo en sistemas similares al nuestro podemos encontrar evidencia (informes) de consciencia.
Eso es cierto hasta cierto punto. Si una galleta de mar es consciente, quizá no tengamos forma de saberlo. El problema es que, cuando encontramos un invertebrado con una inteligencia significativamente mayor que la media, resultó ser el pulpo. El pulpo es una forma de vida con un cerebro central que gobierna ocho cerebros separados y semiindependientes, no una forma de vida como la galleta de mar, que no tiene cerebro.
Este tema merece mucha más discusión. Pero, en esencia, no es descabellado asociar procesos conscientes con estructuras cerebrales complejas. Una forma de vida que por naturaleza no tiene cerebro podría tampoco necesitar consciencia.
¿Es Annaka Harris una panpsiquista?
A medida que filósofos y científicos huyen, en creciente número, de la serpiente que se muerde la cola, el panpsiquismo —la visión de que todos los seres vivos o el universo entero son conscientes— ha ido ganando popularidad. Pero Harris afirma que ni el panpsiquismo ni el idealismo reflejan su visión:
La perspectiva que intento construir presenta importantes intersecciones con el panpsiquismo y el idealismo, pero no encaja plenamente en ninguna de estas escuelas de pensamiento. La diferencia más notable es que mi perspectiva no incluye a los «sujetos», que considero una manifestación de la «ilusión del yo» y que causa mucha confusión al intentar imaginar un universo donde la consciencia es fundamental. Si la consciencia es fundamental, podemos explicar el fenómeno de la mente humana y del «yo» con mayor profundidad, como diferentes momentos de experiencia consciente en el universo que se entrelazan a través de la estructura de la memoria.
Dicho esto, podemos ubicar con seguridad su visión, junto con el panpsiquismo, en el espectro de perspectivas filosóficas de los científicos y escritores científicos que huyen de la serpiente.
Artículo publciado originalmente en inglés por Denyse O’Leary en Evolution News & Science Today