En los últimos años, los biólogos han tratado de explicar las capacidades morales, intelectuales y religiosas de los humanos en términos de la evolución darwinista. El psicólogo evolutivo de la Universidad de Harvard, Marc Hauser, ha promovido la hipótesis cada vez más común de que «las personas nacen con una gramática moral conectada a sus circuitos neuronales por la evolución»1.

Los seres humanos parecen estar conectados a la moralidad, pero ¿fuimos programados por procesos evolutivos no guiados? La selección natural no puede explicar los actos extremos de bondad humana. Independientemente de los antecedentes o creencias, al encontrar a personas extrañas atrapadas dentro de un vehículo en llamas, las personas arriesgarán sus propias vidas para ayudarlos a escapar, sin ningún beneficio evolutivo para sí mismos. Por ejemplo, el biólogo evolutivo Jeffrey Schloss explica que los rescatistas del Holocausto asumieron grandes riesgos que no ofrecían beneficios biológicos personales:

La familia del rescatador, familiares y amigos estaban en peligro, y el socorrista reconoció que estaban en peligro. Además, incluso si la familia escapaba de la muerte, a menudo experimentaban privaciones de alimentos, espacio y comercio social; angustia emocional extrema; y la pérdida de la atención del rescatador.2

Francis Collins da el ejemplo de Oskar Schindler, el empresario alemán que arriesgó su vida «para salvar a más de mil judíos de las cámaras de gas».3 Como señala Collins, «eso es lo contrario de salvar sus genes».4 Schloss agrega otros ejemplos de comportamiento «radicalmente sacrificial» que «reduce el éxito reproductivo» y no ofrece ningún beneficio evolutivo, como la pobreza voluntaria, el celibato y el martirio.5

A pesar de las afirmaciones de los psicólogos evolutivos, muchas de las capacidades caritativas, artísticas e intelectuales más impresionantes superan los requisitos básicos de la selección natural. Si la vida se trata simplemente de supervivencia y reproducción, ¿por qué los humanos componen sinfonías, investigan la mecánica cuántica y construyen catedrales?

El miembro de la Academia Nacional de Ciencias Philip Skell explicó por qué la psicología evolutiva no predice adecuadamente el comportamiento humano:

Las explicaciones darwinianas para tales cosas a menudo son demasiado flexibles: la selección natural hace que los humanos sean egocéntricos y agresivos, excepto cuando los hace altruistas y pacíficos. O la selección natural produce hombres viriles que ansiosamente extienden su semilla, excepto cuando prefieren hombres que son protectores y proveedores fieles. Cuando una explicación es tan flexible que puede explicar cualquier comportamiento, es difícil probarla experimentalmente, y mucho menos usarla como catalizador para el descubrimiento científico.6

Al contrario del darwinismo, la evidencia indica que la vida humana no se trata de mera supervivencia y reproducción. Pero además de nuestra singularidad moral, los humanos también se distinguen por el uso de un lenguaje complejo. Como el lingüista del MIT [Massachusetts Institute of Technology] Noam Chomsky observa:

El lenguaje humano parece ser un fenómeno único, sin análogo significativo en el mundo animal. Si esto es así, no tiene sentido plantear el problema de explicar la evolución del lenguaje humano a partir de sistemas de comunicación más primitivos que aparecen en niveles inferiores de capacidad intelectual… No hay ninguna razón para suponer que las «brechas» son entrelazables.7

Finalmente, los humanos son también la única especie que busca investigar el mundo natural a través de la ciencia. De hecho, la próxima vez que alguien intente romper las diferencias entre los humanos y los simios, recuérdeles que son los humanos quienes escriben artículos científicos que estudian simios, y no al revés.

Referencias Citada:

[1.] Nicholas Wade, “An Evolutionary Theory of Right and Wrong,” The New York Times (October 31, 2006), accessed April 28, 2012, http://www.nytimes.com/2006/10/31/health/psychology/31book.html.
[2.] Jeffrey P. Schloss, “Evolutionary Accounts of Altruism & the Problem of Goodness by Design,” in Mere Creation; Science, Faith & Intelligent Design, ed. William A. Dembski (Downers Grove, IL, Intervarsity Press, 1998), 251.
[3.] Francis Collins quoted in Dan Cray, “God vs. Science,” Time Magazine (November 5, 2006), accessed April 28, 2012, http://www.time.com/time/printout/0,8816,1555132,00.html.
[4.] Ibid.
[5.] Jeffrey P. Schloss, “Emerging Accounts of Altruism: ‘Love Creation’s Final Law’?” in Altruism and Altruistic Love: Science, Philosophy, & Religion in Dialogue, eds. Stephen G. Post, Lynn G. Underwood, Jeffrey P. Schloss, and William B. Hurlbut (Oxford: Oxford University Press, 2002), 221.
[6.] Philip S. Skell, “Why do we invoke Darwin?” The Scientist, 19 (August 29, 2005): 10.
[7.] Noam Chomsky, Language and Mind, 3rd ed. (Cambridge: Cambridge University Press, 2006), 59.


Artículo publicado originalmente en inglés por Casey Luskin

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