En Mind Matters, Michael Egnor continúa su discusión con el neurocientífico Anil Seth, destacando el punto de Seth sobre el cerebro como una «máquina» o «máquinas». Aquí está el Dr. Seth sobre cómo surge la conciencia: «[D]e alguna manera, dentro de nuestro cerebro, la actividad combinada de muchos miles de millones de neuronas, cada una de ellas es una pequeña máquina biológica, está generando nuestra experiencia consciente… «

El Dr. Egnor hace un punto importante y fundamental, derivado de Werner Heisenberg, en su artículo «Sí, tu cerebro es una máquina, si eliges verlo de esa manera«:

Lo que el cerebro «es» depende de cómo lo estudies. Vivimos en una era mecánica, por eso lo estudiamos como una máquina. Pero nuestro método de estudio determina lo que aprendemos. El físico teórico y premio Nobel Werner Heisenberg observó perceptivamente que «…lo que observamos no es la naturaleza en sí, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de cuestionamiento» (Physics and Philosophy: The Revolution in Modern Science, 1958, p. 78).

Por su naturaleza, el cerebro es un órgano. Es una parte funcional de un ser vivo. Podemos establecer analogías con el fin de ayudarnos a entenderlo, pero debemos recordar que lo que luego aprendemos sobre el cerebro es solo ese aspecto de su naturaleza que está expuesto a nuestro método de cuestionamiento.

En otras palabras, el cerebro parecerá una máquina si lo estudiamos como una máquina. Vivimos en una era mecánica, por lo que no nos sorprende que el cerebro nos parezca una máquina. No es del todo ilógico estudiar el cerebro como una máquina, pero debemos recordar que las respuestas que obtengamos serán tan sesgadas como las preguntas que hacemos.

Uno tiene la sensación de que, como muchos neurocientíficos, el Dr. Seth no entiende realmente su propio sesgo. El cerebro es un órgano en un ser vivo, no una máquina. Es irresponsable compararlo con una máquina sin una condición enfática de que tal estudio nos engañe a menos que entendamos nuestro propio sesgo mecánico (en gran parte injustificado).

Se podría agregar que este análisis se aplica al mundo de la vida en su conjunto. Si puedo apropiarme y adaptar las palabras de Mike Egnor: La vida parecerá el producto del azar ciego y la selección natural si lo estudiamos como el producto del azar ciego y la selección natural. Tal estudio, con su sesgo injustificado, nos engañará.


Artículo publicado originalmente por David Klinghoffer

Foto: Un busto de Werner Heisenberg, Max Planck Society, Alemania, a través de Wikimedia Commons.